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Así pues, en el primer caso se refiere al material que cubre esa parte superior y que es aconsejable que sea impermeable, además de servir de protección para la entrada de agua y polvo y evite la aparición de humedades. Además, este material debe permitir también la ventilación del techo y ser resistente a la intemperie en forma de temperaturas elevadas tanto en frío como en calor.
Sabiendo esto uno puede adivinar que, según se encuentre esta cobertura, así será el soporte del techo ya que este funciona como barrera a la hora de detectar una cobertura que falla en forma de grietas, pérdida de espeso, goteras o manchas de humedad entre otros inconvenientes.