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Una de las ventajas del suelo laminado es que es muy fácil de instalar y no es necesario quitar el suelo anterior, por lo que es uno de esos pavimentos que permiten cambiar el suelo sin obra. A este material también se le conoce como tarima flotante y encontrarás en el mercado diferentes tipos de dureza. Lo mejor es que no hay que acuchillarlos ni barnizarlos y si optas por este suelo en toda la casa, conseguirás un gran efecto de uniformidad muy bello. Es muy resistente a la vez que tiene buen precio. Es una de las mejores opciones por las que te puedes decantar.