El naranja es un color potente, pero es también un color que nos recuerda al verano. Naranja como los atardeceres o como la fruta de esa macedonia tan fresca que nos comemos a media tarde.
Muchos lo asocian a la tierra, y, por lo tanto, a una decoración otoñal, pero lo cierto es que el naranja bien combinado puede dar mucha vida y dinamismo a los interiores. Ojo, que es un color potente, mejor apostar por pequeñas dosis y combinarlo con otros tonos que resten dramatismo, como por ejemplo el blanco. Con toques de madera crea rincones preciosos y muy acogedores.
En cuanto a los lugares en los que emplearlo, las cocinas con paredes naranja siempre han sido una opción potente dentro de la decoración, aunque también podemos recurrir al textil, siempre más económico.