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Cuando el color nos encanta pero lo que necesitamos es profundidad o relive sobre esa pared protagonista, una buena solución es aplicar plaquetas decorativas, ladrillos de cara vista o su imitador más económico: papel pintado. Todas las soluciones quedan estéticamente bien, pero la del ladrillo (de verdad) tiene el plus de aislar la pared del frío, el calor o la humedad. Además, igual que cualquier otra pared, cada cierto tiempo se puede pintar para lucir siempre impecable.