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Otro de los errores más comunes que pueden derivar en un dormitorio recargado es el de invadir la estancia con todo tipo de colores llamativos en textiles, cuadros o incluso con fotografías. No pierdas perspectiva, poner parte de ti en la decoración está bien, pero el dormitorio es para descansar.
- Solución: una apuesta segura sería la de los colores suaves. Llena tus paredes de tonos como el blanco o el beige. Puedes reservar una, la del cabecero de la cama, para dar una pincelada de color más vibrante, incluso con estampados, pero el resto es mejor dejarlas en un color neutro. Además, evita los excesos en las paredes en forma de decoración, con láminas, cuadros o retratos.