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Todos necesitamos tener nuestro propio espacio vital, incluso en el dormitorio, aunque solo lo pises al despertarte y al irte a dormir. En general, el tráfico que se genera dentro de un dormitorio es mucho menor que el que se da en otras estancias del hogar. No obstante, hay que distribuir la cama y los muebles de forma que ambos miembros de la pareja se puedan mover por el dormitorio con libertad y comodidad. Si es posible, intentar que en ambos lados de la cama haya el mismo espacio. Y si la distribución no lo permite, que ambos se puedan levantar y acostar, vestir y desvestir sin tener que hacer maniobras raras o darse de bruces contra la pared o un mueble.