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Hoy en día, nos enfrentamos la mayoría a pisos pequeños, donde los dormitorios tienen unos pocos metros cuadrados. En estos casos, nuestra recomendación es pintar paredes y decorar en tonos blancos, para que visualmente el espacio parezca algo más grande. El blanco aporta luminosidad y refuerza la luz natural que entra por las ventanas. Es perfecto cuando vivimos en una ciudad con poca luz o cuando la estancia no cuenta con demasiada luz.