La energía que captan los paneles solares no se puede utilizar tal y como viene: hay que convertirla en electricidad (en este artículo te contamos cómo se realiza ese proceso). Pero eso no es todo; dicha electricidad no es apta para ser empleada en redes domésticas. ¿Por qué? pues porque se trata de corriente continua, mientras que en nuestras viviendas empleamos corriente alterna. Te lo explicamos:
- En la corriente continua, los electrones se mueven en una sola dirección: del polo negativo al polo positivo. Es el tipo de electricidad que suministran las pilas o las baterías.
- En la corriente alterna, los electrones cambian de dirección y alternan los sentidos. Así se genera una corriente de más potencia y mayor intensidad.
El inversor de un panel solar es, en realidad, un convertidor: se encarga de transformar la corriente continua que captan las células fotoeléctricas en corriente alterna, apta para la red doméstica. Si la instalación es monofásica, será de 230V de tensión; si es trifásica, de 400V. En ambos casos, la frecuencia será de 50 hz.
pero esa no es su única función, porque también se ocupa de sacar el máximo partido a los paneles solares y de proporcionar información actualizada del rendimiento de la instalación, posibles averías y actividad eléctrica. Esta información se puede visualizar en el propio inversor o a través de dispositivos (móviles, etc.), si se cuenta con la conexión adecuada.