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Los filtros del aire acondicionado son el primer punto en el que te debes centrar. Por ellos pasa el aire que respiramos; es imprescindible que esté limpio y sin partículas de polvo. Si pasa continuamente por unos filtros llenos de impurezas, al final lo notarás en tu salud y en tu factura (el equipo necesitará más energía para funcionar). Para limpiarlos a fondo, sigue estos pasos:
- En la unidad interior, levanta la tapa o retira la carcasa.
- Coge un cepillo limpio de cerdas duras y frótalos bien para eliminar el polvo de la superficie.
- A continuación, saca los filtros con cuidado. Puedes lavarlos sumergiéndolos en agua fría con un poco de detergente neutro. Déjalos unos minutos, frota con el cepillo y aclara perfectamente. Espera a que se sequen bien antes de volverlos a colocar.
- Mientras se ablanda la suciedad de los filtros, aprovecharemos para limpiar el interior del aparato. Ve con cuidado: hay partes muy delicadas. Lo más importante es limpiar bien las rejillas, donde más polvo y suciedad se acumula. Llena un vaporizador con detergente mezclado con agua y aplica la mezcla de forma puntual; si tiene cánula, te será más fácil. Frota con un estropajo o cepillo suave, aclara y deja secar.
- Termina limpiando el exterior de la unidad con un paño húmedo. Retira todo el polvo: si está muy sucia, se puede recalentar y consumir más electricidad de la necesaria.