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Visto en: Egue y Seta
La forma más sencilla de conseguir que un televisor no moleste a la vista (cuando no se usa) es meterlo dentro de un mueble. En este caso una gran librería a medida, compuesta de puertas y vanos abiertos en blanco y madera, y un par de paneles correderos tras los que se oculta el aparato. Una idea genial que puede servir también para ocultar irregularidades en la pared, un radiador, o incluso un split de aire acondicionado.