La vegetación coge protagonismo en este proyecto; es una constante que se repite en cada una de las salidas exteriores de la vivienda, creando un recorrido verde con el jardín interior de manzana como telón de fondo. De este modo, se enlaza el patio de la entrada, a pie de calle, con este jardín, pasando por el patio de luces intermedio.
El patio de la entrada, a pie de calle y vinculado al dormitorio principal, actúa como filtro entre el espacio público y el espacio privado a través de un muro vegetal. El patio de luces, a su vez, conecta los baños y los dormitorios interiores creando un espacio que evoca la esencia del patio andaluz. Finalmente, el jardín interior de manzana, colindante al salón-comedor-cocina y verdadero punto de partida de estos espacios verdes, se presenta como un refugio, un vacío dentro de la densidad de la barcelona contemporánea.