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Las rozaduras son inevitables con el paso del tiempo, y más si se tienen niños en casa. Pero no hay que echarles la culpa solo a ellos, los adultos también podemos provocar rozaduras en las paredes al mover un mueble, por ejemplo. De nuevo, el mejor truco para eliminarla es utilizando una esponja o trapo suave, humedecido con agua y jabón y frotando muy suavemente en círculos sobre la mancha. Cuidado con frotar muy fuerte porque podrías levantar la propia pintura.