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Ser realista con el espacio que tenemos es sin duda, el mejor aprendizaje de haber vivido en varios pisos. A veces, un sofá gigante -por muchas ganas que tengamos de tenerlo- puede destrozar un salón y hacerlo muy pero que muy pequeño. Lo principal en estos casos es medir bien el espacio y los metros cuadrados que se quedarán una vez hayas añadido los muebles básicos, como el sofá, la mesa o alguna butaca. Y ver, si las zonas de paso que quedan son realmente suficientes para convivir con el resto de la familia. Si no es así, nuestro consejo es minimizar los muebles y buscar otros de tamaño inferior.