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Esta opción es una de las más económicas a la hora de plantearnos renovar el suelo. Levantar el suelo anterior, quitar los muebles y renovar el suelo es algo muy engorroso, caro y lleva unos cuantos días. Sin embargo, la obra seca es una buena alternativa si no queremos mover muebles ni quitar el suelo anterior. Aquí, el linóleo, el vinilo o la resina se convierten en nuestros mejores aliados para conseguirlo. El resultado es espectacular porque la ventaja de estos materiales es su versatilidad, así que si buscas el efecto de madera o de suelo hidráulico, lo puedes encontrar. Y ¿a qué precio? pagarás un 30% menos que si hicieras una reforma tradicional.