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Una casa con suelos de madera es una casa agradable, tanto en invierno como en verano. La madera es capaz de aislarnos muchísimo de las temperaturas externas. En invierno, estamos ante un pavimento cálido, uno que se puede pisar perfectamente descalzo sin sentir ese rechazo automático del que pisa una baldosa en pleno enero.
Sí, la madera es delicada, pero hay que tener en cuenta que actualmente hay productos que se tratan muchísimo. Productos que no requieren de tanto mantenimiento como los antiguos suelos de madera. Además, un suelo de madera maciza tiene una vida útil muy, pero que muy larga. En el peor de los casos, este pavimento puede acuchillarse y lucir como el primer día.