Con la llegada del buen tiempo apetece un montón comer (o cenar) al aire libre. Aprovecha mejor la terracita o el balcón (si es generoso en metros), instalando un comedor fuera para los más íntimos. Dependiendo de su distribución o tamaño, lo ideal será una mesa cuadrada o rectangular con un par de bancos ¡para que quepan todos sentados! o bien algún sistema de obra o plegable para aprovechar hasta el último centímetro. Súmale algunos sillones de palets con ruedas y una barbacoa portátil, así cuando acabe el verano se puede guardar cómodamente. Instala un suelo resistente de madera o caucho para exterior que resista bien los rayos del sol, y un buen "manguerazo" de vez en cuando. ¡Ah... Y no te olvides de la sombra! Toldos, pérgolas, velas de sombreo... ¡Cualquier cosa menos comer a pleno sol!