Este plan de recuperación es un plan pensado tanto para las viviendas particulares como para los edificios residenciales en su conjunto. De esta forma, se establecen tres tipos de deducciones y ayudas, dos pensadas para las viviendas particulares y otra para los edificios residenciales al completo.
En cuanto a las deducciones para viviendas particulares, encontramos que las viviendas habituales que rebajen un 7% la demanda de calefacción y refrigeración, algo que se podría conseguir perfectamente instalando ventanas de altas prestaciones, tendrán la oportunidad de optar a una deducción del 20% con un máximo de 5.000 euros por vivienda al año. Esta deducción se podrá realizar en el período impositivo en el que se expida el imprescindible certificado energético, pero siempre antes del 1 de enero de 2023.
Por otro lado, también están las intervenciones que reducen el consumo de energía no renovable de la vivienda en un 30% o que mejoren la calificación energética a b o A. Estas intervenciones serán susceptibles de generar una deducción del 40% con ayudas de hasta 7.500 euros al año.
En este último caso, las deducciones se podrán hacer desde el 6 de octubre de 2021 al 31 de diciembre de 2022 cuando sea una vivienda habitual o una casa alquilada. También en todas aquellas que estén actualmente en el mercado del arrendamiento y se alquilen antes del 31 de diciembre de 2023. En todo caso siempre será necesario un certificado energético.