Una vez tengas claro qué quieres y qué no necesitas es hora de planificar bien la distribución de un baño. Partamos de la base de que no somos diseñadores, seguramente un reformista podrá asesorarnos mejor en este punto. No obstante, podemos ver por nosotros mismos cómo es el tamaño de nuestro baño y qué tipo de distribución podría irnos mejor. También las proporciones; y es que esto es realmente esencial. Sabemos que hay muebles, lavabos, inodoros e incluso platos de ducha realmente pequeños que se adaptan a cualquier espacio, pero piensa que de nada servirá que cuentes con un área diáfana si no puedes entrar en la ducha cómodamente o si tenemos que lavarnos las manos en un lavabo diminuto que, además, hace que salpique todo constantemente. Tu baño no necesita mucho espacio para moverte, simplemente necesita ser práctico.
Para ser práctico el tamaño de los elementos es importante, pero también lo es la distribución. Una excelente opción es alinear todas las piezas (inodoro, lavabo, ducha…). Esta distribución ordena el espacio permitiendo que se perciba más grande y dejando un área central en la que podamos movernos con soltura para acceder a cada elemento.