Cambiar la bañera por un plato de ducha es una obra relativamente sencilla y rápida con la que se consigue mejor accesibilidad y espacio. Tendrás que encargar que cubran el hueco con azulejos (los viejos, o otros nuevos), y que suban el grifo para que no tengas que agacharte cada vez que lo habrás. Pero superados estos pequeños inconvenientes, una ducha lucirá cómoda, práctica y sobre todo espaciosa. Si te animas a añadir una columna de hidromasaje y una mampara translúcida, ya será para nota. Los baños pequeños con ducha van ganando terreno en las viviendas.
Las mamparas con puertas correderas son las más estancas y no necesitan ángulo de apertura; las batientes abren hacia dentro o fuera y dejan un hueco amplio dentro del plato; y las fijas y sin puerta, ideales para los espacios más minis. Se llevan los modelos sin perfilería y las de cristal templado de mínimo 4 mm. A más grosor, más precio, pero también más estabilidad (importante si hay peques en casa).
¿Esta reforma te supone mucha obra? ¿O tal vez tienes un presupuesto más ajustado? entonces, siempre puedes valorar transformar la bañera en ducha sin retirarla. Es una opción interesante que mejora el confort y la accesibilidad del baño, en tiempo récord. Recuerda preguntar cuánto cuesta reformar un baño.