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Es el comodín, el color que te lo pone fácil, ya que crea lienzos perfectos donde poder usar la varita mágica de la decoración. El blanco te permite jugar con el resto de tonalidades, ofreciéndote una base neutra, tranquila y sosegada. Además, indiscutiblemente se trata de un color elegante en sí mismo, por lo que puedes emplearlo también en las piezas más grandes. Para acompañarlo, nada mejor que el suelo de madera en tonalidades claras, en este caso se ha elegido el roble y suelo en estampado geométrico para la cocina.