Tu madre vuelve a tener razón: lo barato siempre sale caro. No cometas el fatal error de principiante de comprar algo porque estaba de oferta. Si no tienes horno (de momento) ¡no pasa nada! puedes ir tirando con un microondas (pero que sea bueno). Si no llega todavía el “pantallón” de TV soñado, te sigues apañando, con el portátil. Pero por favor invierte desde el principio en dos básicos: una nevera buena y una lavadora que no te de problemas... Al final lo que está en juego es que te gastes un dineral en reparaciones, o que cada dos por tres tengas que volver a invertir en cosas que son básicas y que además afectan a tu salud, tu bienestar y tu humor: descubrir que tienes que lavar a mano o que se ha vuelto a estropear la nevera (y estaba llena) siempre sienta mal.