Las cocinas blancas son fantásticas, pero mancha que caiga, mancha que se queda hasta la próxima limpieza. Y si tienen un acabado brillante... Ni te cuento. En su lugar, las cocinas de color aguantan mejor el trote diario, sin que te pases la vida con el trapo en la mano, sobre todo si su acabado es mate. No podemos diseñar una cocina solo pensando en que sea estética y muy "instagrameable". Debe ser funcional y muy práctica para el día a día. Con materiales fáciles de limpiar, resistentes y de buena calidad para que aguanten muchos años como el primer día. Con puertas laminadas, de madera maciza, lacadas con brillo o mate que te aseguran durabilidad (nada de cantos que en cuatro días se despegan o amarillean). Fíjate en la foto: azulejos tipo metro blancos en el frente y muebles verde aceituna con tiradores negros. Una cocina moderna con un punto retro, que siempre gusta.