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Las visitas al súper deben ser las mínimas. Agua, leche, harina o arroz son algunos de los productos básicos que ya sabemos que no nos pueden faltar. Limpiando a fondo los primeros días, descubrimos que la despensa tenía un buen fondo de productos que no consumimos nunca o que estaban caducados. Ahora sabemos que es más barato comprar a granel y que si la despensa se organiza bien (en estantes de diferentes alturas, aprovechando bien los huecos...) hay sitio para guardar más y mejor. Poniendo ojo avizor hemos descubierto un hueco fantástico al lado de la nevera, sobre la encimera o debajo de la escalera, donde instalaremos una nueva despensa más práctica y funcional. Toma medidas y ve pensando en su distribución.