Lo más adecuado es mantener limpio el inodoro de forma diaria con el fin de que no se acumulen los gérmenes, sobre todo, si viven muchas personas en casa. Para ello, conviene utilizar productos con lejía para desinfectar bien wáter.
Usa una escobilla de mano para frotar la zona interior del inodoro, en el conducto por donde se va el agua. Y no olvides los rincones que pueden generar más bacterias, como el borde interior donde se acumula la suciedad y, sobre todo, la tapa, el asiento (con su parte posterior) y el botón de la cisterna. Éste es también importante, ya que accionamos el tirador con las manos todavía sin lavar, y tiende a contaminarse.
Una vez al mes, también se puede coger un cepillo de dientes viejo para limpiar las juntas o la zona donde estén los tornillos de sujeción de la tapa del aseo, como mantenimiento total.