Lo ideal es tener claro de dónde se parte. Es decir: tener situadas la puerta principal, los huecos de las ventanas y los elementos estructurales (pilares y muros de carga, si los hay) que no se pueden tocar. Conviene también saber dónde están situadas las bajantes, circuitos de instalaciones principales o conductos de ventilación. Este plano de estado inicial será tu base de trabajo para poder comenzar a distribuir tu nuevo hogar. En él podrás encajar las estancias que necesites, siempre teniendo en cuenta estos elementos que condicionarán el resultado. Este paso es muy importante y lo ideal es que cuentes con consejo profesional: un arquitecto o diseñador de interiores sabrá sacar el mejor partido para que los metros cuadrados se aprovechen del mejor modo, siempre partiendo de tus necesidades y preferencias. Aunque seas tú quien tiene claras tus prioridades, hay detalles técnicos o más específicos que se te pueden escapar y que un profesional te ayudará a resolver. Por supuesto, este punto es fundamental cuando hagas una reforma integral.