En planta primera, de nuevo con el objetivo de conservar el máximo de elementos y minimizar los derribos, se conserva la distribución de cinco dormitorios, pero se cambia completamente el carácter de la habitación central: su cerramiento pasa de ser opaco a ser transparente, con la posibilidad de abrirlo por completo al vestíbulo de distribución mediante dos grandes puertas correderas. De esta manera, esta habitación flexibiliza su función, ya que puede separarse del resto siendo un dormitorio (mediante una cortina opaca), o ser una sala de juegos, lectura, o la prolongación del vestíbulo hacia la terraza exterior. Armarios empotrados ocultos guardan camas abatibles y superficies de almacenamiento, facilitando distintos usos de las habitaciones. Los cambios de pavimentos así como los nuevos revestimientos de las paredes ayudan a reforzar esta nueva estrategia. En planta baja, igualmente, se propone un nuevo pavimento cerámico negro colocado en espiga que unifica todas las zonas, y que reaparece en las zonas comunes de la planta primera.