Mediante unos pocos cambios, se pretende alterar el modo en que se vive la casa. En planta baja, la cocina existente es pequeña y tiene escasa relación con el resto de espacios; si bien en el proyecto la cocina mantiene su posición (para aprovechar las redes de fontanería y saneamiento existentes), ahora se abre al espacio de estar mediante un hueco abierto en el muro que los separa actualmente, para lo cual se ha proyectado un refuerzo y apeo del mismo, al tratarse de un muro de carga. Bajo este refuerzo se introduce una nueva divisoria entre el espacio de estar y la cocina, de trazado curvo, que habilita una zona de comedor. Pero esta divisoria no llega al techo, su altura es de sólo 180 cm, y su función es zonificar, pero sin segregar espacialmente, con lo cual se añade complejidad de recorridos interiores y riqueza espacial. El resto de intervenciones interiores en la planta baja están enfocadas a crear un continuum de espacios sin separaciones físicas, pero caracterizados por elementos que los cualifican funcionalmente.