Hay que reconocerlo, nos cuesta mucho ponernos a limpiar todos los días, y más si se hace recién levantado. Para no caer en la tentación de dejarlo para el sábado (o el domingo), hay un sistema que funciona y no se hace cuesta arriba. Consiste en dedicar unos minutos cada día a una sola zona de tu casa. De esa forma te dará tiempo a quitar el polvo (mejor con aspiradora de mano), repasar el suelo, eliminar manchas... Dependiendo del tamaño de tu casa, puede que no necesites ni siquiera la semana entera. En realidad cualquier momento del día es válido para seguir este protocolo (no es preciso que se haga por la mañana, ni temprano), pero si tuvieras tiempo y ganas, sería una forma eficaz de quitártelo, cuanto antes, de encima. Planificar tus días hará que mantengas la casa ordenada y puedas dedicar tu tiempo libre a otras cosas que te hagan más feliz. De esta forma, seguro encuentras placer en esos detalles pequeños que se disfrutan el doble en un hogar en armonía.