Para que el resultado sea el que imaginas, abre las cortinas y deja que la luz natural lo invada todo. Es imprescindible que te fijes en los puntos de luz a la hora de elegir el color y ver cómo le afecta a lo largo del día. No es lo mismo que tu casa esté orientada al sur que al norte, que tengas enfrente edificios altos, o que vivas en un primero o en un ático. El color puede reflejar un tono u otro dependiendo de todos estos elementos. El truco infalible para que los espacios crezcan, es pintar los techos de blanco, para que la luz también rebote ahí y todo se vea más amplio. Pero si el problema es un exceso de espacio, atrévete a pintarlos. Se llevan los techos pintados de colores fuertes (grises o incluso negros) pero nunca te atrevas a dar este paso sin el visto bueno de un arquitecto de interiores o de un interiorista. Ellos y sus programas mágicos en 3D, te mostrarán si tu idea puede quedar bien.