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Lo ideal de un salón es que toda la familia quiera estar en él, y eso se consigue haciendo una buena distribución del espacio y del mobiliario. Conocer a los miembros de la familia y que el espacio se adapte a ellos es la principal clave: si a papá le gusta leer, habrá que contemplar un rincón de lectura; si a los niños les encanta jugar a las construcciones, hará que disponer de una mesa auxiliar y de una gran alfombra, y si a mamá le gusta relajarse con la tablet, un sofá cómodo es primordial.