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A priori, puede parecernos divertido y animarnos a tener un salón con muchos colores, basado en el estilo pop art. Por eso, los muebles, la decoración, el sofá, los cuadros... Son una auténtica explosión de color. Pero pasan los días y empezamos a estar saturados: la mezcla de colores tan fuertes como el amarillo, el morado, el verde el rosa... Puede pasarnos factura antes de lo que pensamos.
- Solución: por supuesto que la decoración de nuestra casa nos tiene que gustar pero ojo, antes de pasarnos con el color, reflexionemos y pensemos qué tipo de vida vamos a hacer en ese comedor o salón. Elijamos los colores con cabeza y, sobre todo, combinando con cuidado las gamas demasiado estridentes.