No son lo mismo, pero tienen cosas en común, como por ejemplo: que son materiales austeros, pero a su vez pueden ser muy elegantes. No necesitan un especial mantenimiento y se pueden limpiar tan fácilmente, que basta una manguera.
El cemento pulido no es nada más que el tratamiento superficial que se le da al cemento ya endurecido; se pule con una máquina especial y se le aplica una capa protectora. Tiene juntas de dilatación y es mucho más económico que el microcemento.
Por el contrario, el microcemento no necesita juntas de dilatación, por lo que puede cubrir grandes superficies uniformemente. Es muy elegante, resistente al agua y a los cambios bruscos de temperatura. Su impermeabilidad se puede mejorar con tratamientos selladores especiales, tanto, que se hacen incluso piscinas de microcemento.