En tu lavadora y secadora pueden vivir todo tipo de bacterias. Acaba con ellas limpiando la primera con regularidad con vinagre de limpieza y bicarbonato. Un par de veces al año debería ser suficiente. repasa el cajetín, el filtro y la goma de la lavadora (es el lugar favorito del moho) y deja siempre la puerta abierta después de cada uso.
Usar más detergente y más suavizante del que toca no deja la ropa más limpia. Al revés, este mal hábito puede hacer que en la máquina se acumule un residuo baboso que manchará todo lo que laves detrás. Si tu lavadora es de las de antes y tienes que dosificar tú las dosis, mejor quedarse corto que ser demasiado generoso.
Las secadoras también piden atención: hay que limpiar de vez en cuando el tambor, los sensores de humedad y el filtro. Depende del uso. No es lo mismo una secadora que se usa solo cuando hace mal tiempo, que una que se utiliza como método de secado habitual. Para no errar podemos decir que, como casi todo en la vida, una vez al año, no hace daño.
¿Y tú, cómo haces para no descuidarte con el tema de la ropa blanca? ¿Tienes algún truco que te gustaría compartir para limpiarla mejor? anímate a dejar tu comentario.