Los suelos de hormigón pulido y microcemento son dos clásicos que se han reinventado y que no dejan de ganar posiciones en el ranking de los mejores suelos por muchos motivos. Durísimos y sin juntas que tengas que limpiar, se ofrecen en una carta inmensa de acabados que van mucho más allá del gris que imaginas. Lo más importante es que te los instale una empresa especializada. Será básico que los sellen bien. Una vez puestos se limpian con jabón neutro y una vez o dos al mes, añadiendo cera natural para que siga conservando ese toque final tan característico de los barnices al agua. ¿Y el polvo? con aspiradora. La lejía y otros productos abrasivos pueden causar serios daños. ¡Mucho cuidado! son muy resistentes siempre que se les trate bien. Consulta todas las dudas con el instalador y no tendrás problema.