Desde luego que sí. Los restauradores aman las piezas de roble, nuez, pino, arce, abedul o incluso caoba, pero no hay inconveniente en restaurar piezas de otras maderas (si las encuentras). Si dudas de su calidad porque la pieza está muy sucia o tiene muchas capas de pintura o barniz, mira sus lados inferiores donde es posible que encuentres lugares astillados que te muestren la madera al natural. No es lo mismo viejo que vintage: si vieras cajones de aglomerado, cantos perfectos (imposibles de hacer con herramientas antiguas), adornos envejecidos con barnices, o tornillos y tuercas (en un mueble antiguo no se usaban porque iban remachados)... ¡cuidado porque estás ante una imitación y no un mueble antiguo! aunque puede ser vintage o simplemente una pieza elegante usada, que nunca debería costar como una antigua de verdad.