El comedor de la casa bipolar (así es como la han bautizado el estudio de interiorismo que se ha encargado de reformarla) tiene todo lo que se espera de una estancia veraniega. De marcado estilo ecléctico no tiene problema en mezclar mosaicos hidráulicos recuperados con revestimientos modernos, madera natural en el mobiliario, lacados blancos para las puertas, hierros forjados en las ventanas y el color verde salpicando cada rincón de la casa. Su soberbia cocina nos invita a un desayuno ligero en su isla, o más consistente en la polifacética y enorme mesa central, en la que no solo se puede comer, sino también trabajar. En realidad ambos son el aperitivo de una formidable terraza ganada a un patio interior de manzana. ¿Os encaja un comedor así? a nosotros a la perfección.