Si no se ha tocado en tres décadas, quizás sea de terrazo o de gres, o con mucha suerte de parquet. Generalmente, al hacer una reforma integral se derriban tabiques o se cambian distribuciones y se pone un suelo nuevo. Cerámicas muy naturales, parquet, hidráulicos, piedra o incluso mármol es lo que más se pone ahora. Pero tienes muchas opciones más económicas que se pueden instalar sobre el viejo pavimento: vinílicos, porcelánicos de mínimo grosor, microcemento... Hace unos 15 años se puso de moda el suelo laminado. Laminado que si no se compró de alta calidad, ya te habrá dado varios dolores de cabeza: resisten mal la humedad, se abren, pierden color. Hay opciones realmente bonitas a buen precio, si tu suelo te horroriza. Piensa que si no te gusta, aunque inviertas en muebles nuevos o una decoración más actual, tus ojos irán siempre al mismo sitio: ¡Ese espatoso suelo!