Y esto nos vale para las mantas del salón cada noche, el mando de la tele, la ropa planchada o los platos escurriendo después de fregar. Acostúmbrate a dejar cada cosa en su lugar para no tener que pasarte la vida ordenando. Si mientras vas cocinando, limpias utensilios, los secas y los guardas, te será más fácil recoger después de comer la cocina. Acostúmbrate a terminar cada cosa que haces relacionada con el orden en tu casa. Delimitar espacios y adaptarlos a su nuevo uso, es una buena forma de mantener el orden. Así en lugar de ir por toda la cosa recogiendo libros, papeles o juguetes, cada uno puede hacerse cargo de su espacio específico. Crea una nueva rutina en familia adaptada a los nuevos horarios y circunstancias, y pon la alarma para salir cada noche a la ventana a aplaudir y recordarles a todos que esta guerra la vamos a ganar.