Si hacemos el esfuerzo de conseguir la mejor distribución y estamos muy atentos a la entrada de luz natural, vamos bien. También si apostamos por colores que sumen amplitud, y somos cautos eligiendo con calma cada mueble para que dé el máximo de sí. Practicando estos ejercicios nuestro salón pegará buenos estirones, pero no hay que confiarse. Podemos cargarnos todos los avances si al caer la noche no hemos sido capaces de planificar un buen sistema de iluminación. ¿Qué debemos hacer? contar con 3 tipos de luz que hagan relucir todo el trabajo. Necesitas luz general cálida para evitar sombras, luz puntual en forma de lámparas de pie (o sobremesa) en las esquinas, y una decorativa para conseguir intimidad cerca de los sofás, en un rincón que reserves para la lectura... Si prestas atención a las etiquetas de las bombillas para acertar con la temperatura y no dejas ningún rincón a oscuras, ¡lo tienes solucionado!
¿Qué te han parecido estas ideas? ¿Has puesto en práctica alguna? nos encantará saber qué opinas: anímate a dejar un comentario.