Esta vivienda unifamiliar es una de las obras insignes de kazuyo sejima, donde la forma sigue a la función, una máxima que se ha usado desde el movimiento moderno y el racionalismo pero que se usa de un modo contundente en esta vivienda situada en el centro de tokio. La planta baja ocupa tan sólo 36 metros cuadrados, expandiéndose al ganar altura y estrechándose de nuevo en la parte superior. La solución elegida para desarrollar los espacios consistió en asignar a cada nivel de la casa una parte del programa. De ese modo, cada planta tiene unas dimensiones diferentes para adaptarse al uso correspondiente y la forma exterior de la vivienda surge uniendo el perímetro de cada planta. De esta forma la fachada no forma ángulos de 90º con el forjado, sino que se inclina permitiendo diferentes puntos de visión desde la casa.