Las transiciones entre un suelo y otro son un problema habitual en las reformas de viviendas, pues baños y cocinas suelen tener un suelo distinto al del resto de la casa (tarima flotante, laminados). Puede que se mueva un tabique unos centímetros para darle más espacio a la cocina, o que se derribe por completo para conectar dos estancias. ¿Vamos a cambiar el suelo de toda la casa por esto? normalmente no. Lo habitual es utilizar una pletina fina del tono y material del suelo (también puede ser una lama del mismo grosor y material) que se coloca a ras del suelo. Y si no hay más remedio, inventar un escalón de un ancho considerable (para evitar tropiezos). Lo más importante, además de contar con un material de calidad, es elegir un buen instalador para que aplique la solución más correcta y estética. En el caso de la cerámica, por ejemplo, se puede usar una pasta niveladora para alcanzar la altura de otros materiales.