En espacios amplios y carentes de calidez, conjugar varios suelos puede ayudar a definir las estancias y hacerlas más confortables. Puedes utilizar un suelo distinto a modo de alfombra para remarcar la zona del comedor o la isla de la cocina; o hacerlo con incrustaciones. En este último caso, en lugar de haber una transición recta se mezcla un tipo de suelo con otro, sin trazar líneas fijas. Es muy frecuente combinar lamas rectas con azulejos hexagonales en la cocina o los baños. Y si no, fíjate en esta cocina: se ha aprovechado el suelo para delimitar la cocina. En las viviendas en que se entra directo al salón, un pavimento distinto marca el recibidor y sirve de zona de transición para dejar los zapatos (muy recomendable si dentro tenemos parquet). Transiciones que, elegidas de forma adecuada, no deben suponer ningún drama.