Imagina que te gustan mucho los suelos de madera y que, en concreto en el salón para darle más carácter a la estancia o un aire clásico, encargas que lo instalen en espiga. ¿Qué pasa entonces con el pasillo? ¿Seguimos en espiga? lo habitual es que no. Generalmente en estos casos se cambia la dirección para facilitar la instalación (y ahorrar costes). Con esto os queremos explicar que no siempre que hablamos de "necesarias" transiciones, nos referimos a suelos de materiales distintos. A veces hay que hacerlas para conseguir una junta de dilatación, para rellenar huecos o por motivos estéticos. Volviendo al ejemplo del pasillo, uno eterno se puede acotar utilizando una o varias lamas en sentido contrario. Así distraemos a la vista, y parece más corto.