Y es que la comodidad prima tanto en las habitaciones de hotel como en las de esta suite múltiple. No obstante, lo que quizás distingue en mayor medida a ésta de las primeras es su capacidad de almacenamiento: sus generosos vestidores flanqueados por armarios confeccionados en laminados textiles y con conexión visual directa sobre los amplios cuartos de baño revestidos en una sobria combinación de acabados cerámicos y aparatos sanitarios de blanquísima porcelana; microcemento efecto hormigón, particiones acristaladas, espejos pulidos y mobiliario en madera. Una vez limpios y medio vestidos nos metemos en la cama pero antes leemos, las cuatro últimas páginas de un libro, recostados sobre un cabecero textil enmarcado en un umbral de espejo retroiluminado que desdibuja las aristas del dormitorio. Mientras tanto, nuestra pareja, sentada en el sofá al pie de la cama, mira la televisión empotrada en un mueble de pared fabricado en roble de poca profundidad pero con capacidad extra de almacenaje. Porque ya se sabe: el viajar ligero comporta poder guardar en destino, y cuando el destino es recurrente y compartido por muchos, esta capacidad de acceder a lo propio se convierte en un necesario y placentero lujo.