El problema: al distribuir los interiores muchas demasiadas veces no se tiene en cuenta la entrada de luz natural, ¡y es un gran error! pasillos que estorban, puertas que actúan como barreras, muebles colocados en lugares que obstaculizan su paso... Esas casas en las que día y noche hay que encender la luz.
Soluciones: optimizar la luz es en realidad bastante sencillo. Hay soluciones que pasan por hacer reformas estructurales, y otras más sencillas. De entre las primeras, destacamos la de sustituir las ventanas por ventanales más amplios y de perfiles invisibles, invertir en muros o fijos de cristal, valorar poner ventanas de tejado o cenitales en los lugares donde se puedan instalar. Entre las más sencillas están pintar de blanco para que la luz salte y se refleje en las paredes, añadir espejos, y cambiar algunos muebles clásicos y robustos por otros volados que permitan que pase la luz por debajo.