La frescura del azul claro, o la exquisitez de un azul marino intenso. La naturalidad de un verde claro, o la sofisticación de un verde inglés. Son tonos que no forman parte de la paleta básica que funciona en todos los salones, pero que bien aplicados dan resultados fascinantes. Nos encantan en paredes de acento para resaltar una bonita librería, o la zona de la TV. Enmarcando un rincón dedicado a tus aficiones o tu pequeño despacho en el salón. Son tonos más arriesgados, pero no por eso los vamos a dejar fuera. Si dudas del efecto, lo mejor es verlo en un diseño en 3D de la estancia y hacer pruebas de color. También puedes pedirle al pintor que haga muestras en la pared y observar cómo queda y cómo cambia el tono según la hora del día. Los indecisos solemos apostar por papeles pintados en lugar de pintura para aplicar estos tonos. De esa forma si nos cansamos, será tan fácil como despegar el papel y volver a empezar.