Teniendo en cuenta las características de cada una de estas opciones ¿cuál sería la mejor para nuestra cocina? para empezar, las placas de inducción son más caras que las cocinas de gas. Si a esto le sumas que las placas necesitan recipientes especiales, seguramente tendrás que cambiar por completo tu menaje de cocina para poder guisar. Definitivamente el desembolso de dinero puede ser mayor.
Si hablamos de ahorro energético, aunque las placas de inducción ahorran mucho más que una vitrocerámica, no podemos negar que el gas siempre será mucho más económico. Por tanto, sigue siendo un punto a favor para este tipo de cocinas.
No obstante, también es cierto que las placas de inducción son mucho más cómodas y fáciles de mantener. La suciedad se adhiere menos. Simplemente pasando un paño húmedo puedes tener tu placa completamente limpia tras cocinar, algo que, sin duda, agradecemos muchos. Las cocinas de gas requieren mayor mantenimiento. Debes limpiar a menudo los quemadores y parrilla, asimismo, los recipientes que uses se estropean mucho más.
Por último, aunque las cocinas de gas no entrañan peligros excesivos (si no directamente no se comercializarían) las placas de inducción son mucho más seguras, pues trabajan directamente con la luz.